Si no se revisa la historia nunca se sabrá de donde partir, y es así como conseguí llegar hasta este ilustre caballero que proveniente de una familia donde la Literatura ya era historia dejándosela de herencia. Manuel Benjamín Carrión, lojano de nacimiento, fue el fundador de La Casa De La Cultura Ecuatoriana. Prueba de su integridad moral y humana están dos honrosas distinciones que han consolidado su prestigio “Premio Benito Suárez, en México (1968)”; y “Premio Eugenio Espejo (1976).
Carrión llegó a la Literatura Nacional a través de su poesía ganando concursos poéticos en su ciudad natal pero fue un cariño pasajero porque su fuerza de pensamiento se encuentra en el Ensayo y dentro de este género en sus dos vertientes: Interpretación Histórica e Interpretación Literaria.
Su pluma ha plasmado el más certero logro en el Ensayo de Interpretación histórica “Atahualpa”.
ATAHUALLPA
Esta obra apareció en la ciudad de México en el año de 1934 fue una de las obras más codiciadas y queridas de su primer grupo ya que su contenido guarda a palmas llenas su rica historia en un lenguaje poético, la pluma de Carrión no hace más que escribir la grandeza humana y social del ‘último de los incas soberanos’
Sacando así varias ediciones tanto dentro como fuera del país y en sus hojas tal deleite que inspira al literato y al historiador.
He aquí una corta selección de texto para que tengan una idea de tan precisas palabras usadas en el Ensayo que enmarcan cada situación vivida de Atahualpa y sus ancestros, queridos lectores:
“ HUAYNA-CÁPAC
EL GRANDE(pág 45)
“ Huayna-Cápac ya no sueña en más conquistas. No es que Paccha, la
nueva esposa, haya detenido su carrera triunfal; sino que, a base de
razón y de amor, quiere guardarlo para las obras de la paz, para la
organización de las provincias, para la mejor y más conveniente distribución de los mitimaes, en toda la extensión del imperio.
En las tardes desoladas y luminosas de la hoya quiteña, el inca,
arrebujado en su gran poncho de lana de las vicuñas del Cuzco, cuenta a la joven princesa de los quitus la leyenda maravillosa de su origen divino y le dice cómo, en horas de luna, sus abuelos Manco-Cápac y Mamma-Ocllo, los primeros hijos del Sol enviados a la tierra, aparecieron por el sur, emergiendode las aguas heladas del lago Titicaca, y buscaron con el clavo de oro la tierra que debía ser cabeza del imperio. Paccha, a su vez, relata al esposo la leyenda cosmogónica y humana de Quitumbe, que arranca del diluvio universal; y se emociona al decir la maravillosa fábula de Guayanay —que significa golondrina- el portador de la primavera, de la paz, de la fecundidad, y que en su absconditez simbólica expresa lo mismo que evangelista, llevador de
buenas nuevas.
La significación confluente de las dos leyendas, la del sur y la del
norte, la de Manco-Cápac y Mammá-Ocllo, como la de Quitumbe y
Guayanay, apoyan y confirman los anhelos de la india: ella
quiere que su marido y rey abandone ya los caminos de guerra. Que piensemás bien en dirigir las obras de labranza, en estimular y enseñar a los tejedores, a los alfareros, a los orfebres, todas las lindas cosas que se hacen en el Cuzco para los templos del Sol y las residencias de cápacs y de apus. La india quiere que en las tierras suyas, de los quitus, los cayambes, los caranguis, se edifiquen templos y palacios como los de la gran ciudad remota, y como los que Tupac-Yupangui y él mismo, Huayna-Cápac, han hecho construir en Tumipamba, hatun de los cañaris.
Paccha quiere que sus pueblos, de suyo peleadores e indomables,
olviden la crueldad de los conquistadores del Cuzco y que las yaguarcochas—lagos de sangre— que conservan recuerdos de odios y de muerte, sean purificadas en el trabajo y en la paz.
La fatiga física del inca, causada más que por los años, por la guerra y
los augurios trágicos de los amautas, se deja acariciar por este amoroso
reposorio. La excesiva altura de Quito —a pesar de que el Cuzco es también bastante elevado— ha enflaquecido sus fuerzas, y acaso irregularizado la presión arterial. ”
Maira Verónica Suárez Yagual
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